Si bien para cualquier argentino el chimichurri se encuentra en el primer puesto de las salsas emblema de la cocina nacional: infaltable a la hora de la parrilla y únicamente utilizado en el asado, sorprende el mexicano que se lo pone a las empanadas, ya que acá todo va con salsa.
Esta salsa que generalmente se emplea para condimentar las carnes asadas, chorizos y pescados (sobre todo en el Litoral) es elaborada a base de perejil, ajo, ají molido, sal y aceite. Sin embargo, existen variantes en las distintas regiones del país, por lo que también puede llevar orégano, tomillo, laurel, albahaca, cebolla, etc. Es como la salsa verde o roja de México, cada persona la hace distinta.
Pero con respecto a tan original nombre, existe todavía bastante controversia.
La versión más aceptada está relacionada con los ingleses que se afincaron en la Patagonia argentina. Según sostiene el crítico gastronómico Miguel Brascó, los descendientes de estos estancieros solían pedir a los peones que les acercaran el curry para sazonar el cordero que comían. Del “Give me the curry!” al chimichurri habría una similitud fonética que los mismos peones irían modelando con el tiempo hasta convertirlo en el nombre de nuestra salsa más famosa.
Sin embargo, existe una versión que plantea que este origen no es el correcto y que en cambio habría que buscarlo en el País Vasco. El chimichurri nacional provendría del “Tximitxurri”, que en euskera significaría “revoltijo” o “mezcla”. De hecho, existe una salsa similar pero que se prepara con ajo y perejil, junto con hierbas aromáticas, chile rojo, pimienta de cayena, tomillo y romero.
Otra historia y, para mí, la más interesante y la que creo que es la verdadera, cuenta que a mediados del siglo XIX llegó al país un comerciante inglés, llamado Jimmy Curry interesado en importar carne al Reino Unido.
Para agasajarlo llevaron a una estancia cercana a Cañuelas y le prepararon un asado criollo. El inglés quedó maravillado con lo que vio sobre las parrillas y los asadores, pero, fundamentalmente, por el aroma que inundaba el lugar. Consultó con qué se acompañaba esa carne, a lo que le respondieron que con nada y que simplemente se la salaba.
El señor Curry entonces, y a modo de agradecimiento a la comida que se estaba preparando en su honor, pidió algunos ingredientes (ajíes, morrones, tomates, cebollas y ajos), algunas especias (como orégano, romero y tomillo) y algunos condimentos (ají molido, sal y pimienta) y en una base de agua hervida preparó un aliño o un adobo para saborizar y perfumar esa exquisita carne asada.
En realidad, preparó lo que hoy conocemos como el Chimichurri. A los presentes les encantó y comenzaron a prepararlo y a acompañar desde ese momento las carnes asadas. Y si bien la peonada recordaba cómo se había hecho ese verdadero manjar, no les había quedado muy claro el nombre y apellido del "gringo". Por deformación, entonces, de Jimmy Curry pasaron al Chimichurri que sonaba parecido.
Y esas son las historias, sin consenso aún, de este adobo que se popularizó, y se extendió por todo nuestro país. Aunque en cada región lo presenta con distintos ingredientes, siempre conservando aquella base original que nació del gusto británico y culinario de Sir Curry.
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