Aunque esta bebida es mundialmente conocida, solo los chiapanecos sabemos qué significado tiene el pozol en nuestras vidas, la magia de su sabor y el misticismo de esta tradición, que reúne a familiares y desconocidos a la hora de refrescarse bajo el abrasante sol que nos cubre.
Entre tabasqueños y chiapanecos siempre nos echamos la bolita de dónde se originó la bebida, misma que se prepara diferente en ambas entidades y cada una le pone lo propio, ya es cuestión de gustos cuál queda más dulce y cuál un poquito más amargo.
Aunque digan por ahí que “sabe a tortilla líquida”, lo cierto es que nuestros antepasados eran unos buenazos para las mezclas, pues del maíz lograron crear una combinación única, refrescante y nutritiva que no puede faltar en las festividades zoques o incluso en nuestro día a día.
El más famoso es el de cacao: maíz, agua, cacao y azúcar, con sus hielitos por supuesto, aunque también está el pozol blanco o el agrio, que se fermenta y cambia su sabor. A mi en lo personal me encanta el pozol de cacao, bien frío y bien dulce para que baje galán.
Pero bueno, ya que les antojé una buena jícara de pozol, les voy a contar que esta semana lo probé en una forma muy peculiar: hecho postre, una pieza de pan que engloba un sabor único, delicioso y muy chiapaneco, creado por la chef repostera Paola Moguel.
Hace tres años, Paola cursaba la universidad y empieza a implementar el pozol en una receta, por lo que quiso volver a incorporarlo en sus panes, ya que el pasado mes de noviembre tuvo mucho éxito con su pan de muerto sabor a bebidas tradicionales, y en vez de hacer los tradicionales roles de canela, les puso una mezcla de cacao.
“Tomamos los granos, las semillas de cacao, las pelamos y a la masa lo que hacemos es trituradas las semillas las ponemos con una mezcla que hacemos de mantequilla, azúcar, las semillas de cacao, enrollamos la masa y hacemos un cremoso de cacao con queso, azúcar y pasta de cacao, esa pasta es la que se le incorpora a la masa de maíz para hacer la masa del pozol de cacao".
Aunque a la gente le da miedo esta combinación, pues piensan que es mucho maíz, a quienes lo han probado les ha gustado, pues no esperaban ese sabor; se tarda dos horas en hacer un rol porque el proceso del pan es lento, son dos fermentaciones y lleva su proceso artesanal, tan rudimentario como su sabor.
Paola considera bastante importante preservar estos sabores típicos, ya que tenemos una herencia y cultura gastronómica grande y debemos aprovecharla, no solo como estamos acostumbrados, sino que es beneficioso para dar a conocer la gastronomía de nuestro estado a otras partes del mundo y que las nuevas generaciones no tengan miedo de probar.
"Creo que el maíz y el cacao son ingredientes fundamentales en nuestro país, preservar la gastronomía que tenemos es muy importante", finalizó, haciendo la invitación a sus colegas a experimentar con los sabores y seguir transmitiendo toda esa herencia a las nuevas generaciones.
Esta no es la única preparación en la cual han tratado de realzar el sabor del pozol: lo podemos encontrar en pox, en helados, en frappés o hasta en bolis, el límite es el cielo y la creatividad es la forma en que están haciendo popular a esta bebida que nunca pasa de moda.
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