Le decimos facturas en Argentina a la variedad de panes dulces de panadería introducidas por la inmigración europea que se instaló. Es muy distinta la masa a los panes que se comen por estos lados.
Si nos metemos un poco en el término podemos contar que el gremio de pasteleros usó esa palabra como forma de llamar la atención sobre el valor de su trabajo, un producto manufacturado.
Según cuenta la historia, en 1887 se creó la llamada Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos en la Ciudad de Buenos Aires, un nombre largo y que suena importante y al año siguiente de la creación, decidieron protestar, dejando de trabajar y colocando nombres irónicos a sus productos de panadería. De esa manera se quisieron burlar de diferentes instituciones como la policía, el ejército y la Iglesia Católica. Algunos de esos nombres son el vigilante, cañoncitos, bombas, sacramento, bolas de fraile entre otros.
Estas facturas se comen en el desayuno o en la merienda, y son acompañadas comúnmente por el mate, mate cocido, té o el café con leche. Fácil unas 4 te comes….
En las facturas no pueden faltar el dulce de leche, dulce de membrillo, dulce de batata(camote), crema pastelera, azúcar impalpable, azúcar negra, almíbar, manzana, chocolate.
La medialuna es fundamental, puede ser de manteca o de grasa. Las últimas más delgadas que las primeras. Las de grasa son saladas, las otras dulces, bañadas en mucho almíbar.
La tortita negra, es una factura de origen español. Es de forma plana en su base y redonda, cubierta de azúcar negro, que adquiere al cocinarse el color característico, aún más oscuro que les da el nombre. También puede ser rellena de dulce de leche.
La berlinesa o bola de fraile, entre otros nombres, es una preparación de forma redonda que se fríe y luego es espolvoreada con azúcar. Puede ser simple o rellena con dulce de leche o crema pastelera.
El resto de las facturas, se elaboran con una misma masa, pero con diferentes formas y decoraciones.
¡Hay mucha variedad para probar!
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