La riqueza de culturas como la del pueblo zoque de Tuxtla Gutiérrez, se manifiesta de manera palpitante en su gastronomía, un legado que las cocineras tradicionales de origen étnico, aunque no exclusivo, se han dedicado a preservar.
Podemos observar en la actualidad, el mestizaje culinario que define en la actualidad a Tuxtla Gutiérrez, por ejemplo, destacando la importancia de diferenciar entre la comida zoque autóctona y la cocina tuxtleca, así como su notable influencia de otros municipios, lo cual no es malo, pero sí influye en la identidad de su pueblo.
La comida zoque, según explican maestras de esta gastronomía, como Lucero Aguilar Paredes, puede dividirse en dos categorías principales: la comida de ritualidad y la comida de diario. La primera está íntimamente ligada a las celebraciones y ceremonias tradicionales, donde los platillos no solo alimentan, sino que también poseen un profundo significado espiritual y cultural.
Ejemplos de ello son los tamales de maíz con hoja de milpa o el pozol, esta última la bebida ancestral de maíz y cacao, que son esenciales en las festividades y rituales, resaltó.
Este mestizaje ha dado lugar a una amalgama culinaria que, aunque deliciosa, puede difuminar las líneas entre las raíces autóctonas y las influencias externas, con ejemplos tan claros y sencillamente diferenciados, como el caldo de res zoque cocinado con garbanzo y repollo, por el contrario, muchas familias acostumbran en la actualidad preparara este platillo con diversas verduras.
Cabe destacar, la importancia de la comida ceremonial en la identidad zoque pues, estos rituales gastronómicos, no solo preservan técnicas culinarias ancestrales, sino que también fortalecen los lazos comunitarios y mantienen viva la conexión con sus ancestros.
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